Días de redención

«Los recuerdos se complacen en visitarnos / a su capricho».

Así se inicia el poema «María», de Días de redención; un libro en el que de nuevo escuchamos la voz clara a la vez que profunda de Tomás Sánchez; un compendio en el que vuelve sus ojos al piélago de su pasado y recorre, con evidente nostalgia y sabor a soledad (ay, esas negaciones del poema «Allende los mares» inicial, qué límites nos trazan; ay, esas imágenes otoñales, esa lluvia que moja «la calle maltrecha / de nuestra infancia»), casas, pinares, escenas («Noches de ciudad» o «La siesta» por ejemplo); figuras tristes y sacrificadas que marcan su memoria entre aceradas descripciones («un novio de mirada huidiza y manos torpes / como témpanos de arena», lacerante oxímoron) y nombres propios («Inés», ese mismo «María»); textos no leídos, abandonados al albor incierto de la duermevela; gestos (los del cabeza de familia «mientras partía el pan nuestro de cada día»), mensajes, sueños; hermosas semblanzas de sus seres queridos («Mi padre, hombre de palabra parca / y pecho transparente»), de todos esos que constituyen su paisaje personal, los que construyeron y construyen su ser. Y lo hace, como siempre, mostrando su especial sensibilidad, con esa manera humilde y despierta de mirar el universo desde cualquier esquina, desde cualquier naufragio, pues Tomás Sánchez tiene los ojos preparados y educados para captar la belleza.

En Días de redención, cuyo poema del mismo título expone, con una gráfica metáfora otoñal («hojas secas obstinadas / en seguir cubriendo las ramas /tras una insistente lluvia / sin querer todavía concederle / a la tierra / lo que es de la tierra / ni al ayer lo que es del ayer»), la resistencia y el poder de la memoria, Tomás Sánchez recupera (aunque prometa «no volver a ser un niño») el mundo de la infancia. Ese paraíso perdido y simple colmado de perfectas posibilidades («un horizonte tan derecho») toma cuerpo y sabor en muchos de estos versos con su habitual ritmo de largas oraciones desmembradas en abruptos encabalgamientos, como si no pudiera contenerse en unas sílabas todo lo que quiere expresar; y con una luz propia, que a veces es en blanco y negro («bajo ese sol ingrato de la memoria») porque recordar también es dolerse («vuelven los recuerdos cada / mes de diciembre a traicionarnos»);

Tomás Sánchez nos tiene acostumbrados a una sinceridad y a una elegancia que aquí volvemos a saborear, a imágenes en las que la prosopopeya convierte en vida todo lo que toca (esas ventanas, «extraños párpados /esmeralda y pino» desperezándose al final de la tarde), a símiles naturales y próximos (como «mes antipático como zapatos mojados» nos describe septiembre), al uso del color (hay que recordar su faceta plástica), que se despliega en bellas y ensimismadas descripciones (y un buen ejemplo lo tenemos en «Latitudes»), a la técnica, en este caso, del claroscuro, la mejor para trasponer las luces y las sombras de toda biografía.

Porque hay mucho de lo vivido y soñado (¿y roto, y perdido, y sin salida?) aquí, en el poemario más personal de Sánchez Rubio, pero también de lo por vivir. Así, en «Nugae» nos revela «la relevancia de lo sencillo, / extraña caligrafía que se aprende / con los años que no vuelven»; la importancia de la experiencia y la felicidad del amor «a deshoras» (pero todas las horas son buenas para el amor); la clara tarea de sumar «bosques perennes / a la traidora e hiriente / caducidad de la vida»; la domesticidad y la verdad del cariño; los viajes que dejan nuevos recuerdos y nuevas reflexiones sobre el paso del tiempo y su eterno retorno, sobre lo efímero de este regalo que es vivir (en «Gardenias blancas» versiona Sánchez el famoso topos del carpe diem, nos anima a saborear los instantes «antes de que nos coja la noche»).

Por ello, a pesar de la nostalgia, y empujados por la resurrección, o la recuperación, o la liberación que anuncia el título del libro (todos buscamos un salvador, al fin y al cabo, y el poeta lo encuentra en la autenticidad y la desnudez al decir «es hora de librarnos / de las falsas frases lapidarias»), avanzamos hacia una anunciada esperanza («Esperanzas» se titula uno de los poemas, que se inicia con una frase de reminiscencias bíblicas para apoyar su verdad y su valor; que recupera la fe en «la resurrección de los sueños») de que todo, la belleza, el amor, la luz, el encuentro, los deseos, a través de la escritura, «de una vida / dedicada a la poesía», terminen por cumplirse.

Elena Marqués

Tomás Sánchez Rubio (Sevilla, 1964) es licenciado en Filología Clásica e Hispánica, Geografía e Historia, y Ciencias Políticas. Profesor de Lengua y Literatura Españolas, de Latín y Griego, y aficionado a la pintura, es en la actualidad vicepresidente de la institución literaria Noches del Baratillo y miembro de la Asociación Colegial de Escritores (ACE-Andalucía). Ganador de diversos premios literarios, ha publicado, entre otros, los libros de poemas Vivir sin tregua (2011) y Árboles de esperanza (2015).

 

 

Días de redención

No se encontraron comentarios.

Nuevo comentario

Los libros que leo

Jarampa

Elegir un buen título no solo es un arte, sino un acto definitivo y difícil que, como los nombres para las personas, parece marcar un destino. En el caso de un libro de relatos la cosa se complica. Por eso, imagino, abundan esos que se limitan a escoger el de uno de ellos acompañado del consabido...
Leer más

La noche que Luis nos hizo hombres

Se atribuye a Eleanor Roosevelt la famosa frase de «el ayer es historia, el mañana es un misterio, el hoy es un regalo. Por eso se llama presente». Yo confieso que la escuché en la primera parte de la película infantil Kung Fu Panda, en boca del anciano maestro Oogway, famoso por su sabiduría, como...
Leer más

La nostalgia de la Mujer Anfibio

Que Galicia tiene magia es un hecho, una realidad. Si es que magia y realidad pueden conjugarse en una misma oración sin que despierte extrañeza. Aún recuerdo una ruta hace años, a través de las fragas del Eume, hasta Caaveiro. Las vistas desde un puente desde el que se entreveía el monasterio. Y...
Leer más

Canto a quien

Nadie sabe qué es la hierba, Iván. No hace falta que nos lo recuerdes con una cita de Whitman, de quién si no, para anunciar este último libro que es tan tuyo como del americano de las barbas largas y el canto enfervorizado y anchísimo. La hierba, sí. La hierba. Los científicos dirán lo que crean...
Leer más

Algunos animales y un árbol

Bajo la denominación Algunos animales y un árbol podría caber cualquier contenido, especialmente de corte ecológico. Aunque a mí, bromas del subconsciente, este título me ha recordado a otro por igual curioso y que dio mucho que hablar: el del documental de 2017, grabado por el actor español...
Leer más

En el iris el tiempo

No vamos a quejarnos de los últimos años porque todos tenemos motivos para hacerlo. La vida se nos ha puesto patas arriba, irreconocible. Y nosotros mismos hemos cambiado. No solo en costumbres, sino también en carácter. Una de las consecuencias de este desbarajuste, tanto colectivo como...
Leer más

En el río trenzado

Pasamos la vida salvando encrucijadas y planteándonos si habremos acertado en la elección. Dos conjunciones juntas, la copulativa «y» y la condicional «si», que, bajo ese aspecto insignificante, entrañan un gran peligro. Yo misma (pero quién no, diréis) incluí una reflexión acerca de eso en mi...
Leer más

Beernes

En estos tiempos crispados, en que te cruzas con alguien y te saluda directamente con un «pues anda que tú», se hace más necesario que nunca reivindicar el humor. Por eso me declaro hater de aquel fraile de El nombre de la rosa partidario de envenenar a todo el que osara leer el libro de...
Leer más

Todo lo que crece. Naturaleza y escritura

No recuerdo cuándo, ni dónde, aunque sospecho que fue en una de esas entradas facebookianas con las que de vez en cuando me entretengo, leí un acertado comentario sobre el arte de escribir contracubiertas y solapas, entendiendo en este caso el término «arte» en la cuarta acepción del diccionario,...
Leer más

El sintonizador

Ayer, cuando andaba planificando mi entrada de hoy, me enviaron vía WhatsApp un vídeo de lo más inquietante. Un tipo con barbas y excelente dicción explicaba las infinitas posibilidades de la inteligencia artificial. Y lo hacía a través de un ejemplo en el que prestaba su voz a un avatar con su...
Leer más