Felices fiestas
Mis primeros recuerdos, imagino, ya son inventados. O, mejor dicho, inventando. Aunque nuestro pasado se rehace cada día (casi tanto como el futuro, que está por construir, según cuentan), esa figura de Elena Marqués ideando historias, transcribiendo versos, se hunde en los orígenes de mi existencia. No sé si ya entonces soñaba con que mi apellido apareciera en la cubierta de algunos libros. Eso me parecía inalcanzable. Y no voy a presumir de haberlo conseguido, pues, aunque difícil, en estos tiempos que corren, todos terminamos publicando.
Hoy quiero reconocer que el día que vi mi primera novela con ese nombre que me había acompañado siempre no fue el más dichoso de mi vida literaria, aunque confieso que alguna lagrimita corrió mejilla abajo. Ahora, que me permito seguir inventando recuerdos, puedo asegurar que es el acto de la escritura el que me convierte en la Elena Marqués feliz; que este mundo es a veces muy oscuro, muy triste, o tan difícil de cambiar que uno/a termina por dejar de intentarlo. Pero dentro de nuestras cabezas sí que somos absolutamente libres, y ahí pretendo acampar. E invitaros a vosotros, aunque suene a huida de la realidad y a cobardía, a disfrutar del universo inagotable de la vida de papel que son los libros. A mí, al menos, me ayuda.
Felices fiestas y mejores lecturas.