Poco que contar, pero la primavera
La primavera ya está aquí y «Desde mi ventana» la percibo con toda su fragancia de azahares y jazmines. Me embriagan el ajetreo verdioscuro del naranjo, las voces infantiles de pantalón corto, la luz sin rubor que planea por un Domingo de Palmas de chaquetas azules y cervezas en vaso de plástico. Me enloquecen el aleteo de semillas de las plataneras, el reventar morado de las jacarandas, la pisada torpe de las primeras sandalias sobre la cera recién derramada, el chirrido de los neumáticos y la promesa de una terracita a medio sol junto a la muralla de la Macarena.
No soy de cantarle a mi ciudad, y mira que es hermosa. Me pueden la suciedad de sus calles, el jolgorio desmedido, el no poder transitar los días de partido en un Nervión tomado por bufandas bicolores. Supongo que eso lo comparte con muchas otras villas de este bello y variado país que es España, el mío, en el que vivo y en el que, imagino, habré de morir un día. (Lo de morir es seguro; lo de que sea aquí es probable, aunque eso nunca se sabe.)
Pero hoy me siento feliz de ver a la gente feliz y, a falta de otra cosa que contaros, he rescatado unos haikus medio primaverales, medio urbanos, para hablar de Sevilla, la de los chaparrones y las fuentes, la de la Pila del Pato en la penumbra, la de las calles adoquinadas y las farolas isabelinas, la ciudad que una primavera de hace... años me vio nacer y abre los ojos cada mañana con su revuelo de periquitos en el parque, su zureo de palomas, su albero ferial, su coso engalanado, su calle Betis como un regalo de los dioses, su faro de esperanza en Alemanes (sí, a la Giralda me refiero) y otras tantas propinas que esta estación de alergias acentúa con el gesto coqueto de una mujer hermosa.
Espero que os gusten.
Brota el deseo
y en su piel reverdece
la primavera.
Agua en la fuente.
Por el cielo navegan
los petirrojos.
Entre la hierba
un bullicio de insectos
bate sus alas.
Filtra el ramaje
un revuelo de trinos.
Olor a infancia.
Las hojas cantan
y su envés apacigua
la luz al párpado.
Alzan el vuelo
las palomas del parque.
Blanca es la brisa.
Elena Marqués