Dicen que estás muerta

Conocí a María Zaragoza en la presentación de Relatos en 35mm, en el que las dos participábamos con nuestras historias de cine. Luego, en la feria del libro de Sevilla, firmamos juntas, y allí adquirí su última novela, Avenida de la luz; pero me pareció entonces más conveniente, antes de enfrascarme en su lectura, saber de María en sus inicios.

Con Dicen que estás muerta obtuvo Zaragoza el Premio Ateneo Joven en 2010. Lo de «joven», en ciertas ocupaciones, no es algo positivo, pues uno piensa que la buena literatura necesita macerarse durante años con muchos conocimientos y no menos experiencia. Debo confesar que, tras leer la historia de Sansprénom y Paula, y la de Pedro, y la de Marga, y en especial la de Luján Menéndez, me he tenido que tragar todos mis prejuicios.

Dicen que estás muerta empieza siendo la narración de un asesinato y su resolución; esto es, lo que cualquiera encasillaría de inmediato en la novela negra, tan en boga hoy, y tan difícil. Considerado mucho tiempo como un género menor, hay que reconocer que desarrollar una buena intriga policiaca sin errores, trazar personajes perversos y todas esas zarandajas implica buenas dosis de ingenio y otras tantas de trabajo; algo en lo que, por lo que he leído últimamente, no todos los escritores se enfrascan de verdad.

Para mí la mayor genialidad de María no está solo en presentarnos un asesino nada típico; en descubrir, para nuestro estupor, que cualquier hombre normal puede un buen día cometer un crimen y no sentir siquiera el peso de la culpa. Tampoco en plantear una estructura dinámica que se extiende sobre el plano de Madrid y donde van confluyendo distintas historias de amor y odio que acaban desembocando en el oscuro callejón donde aparece la víctima. Aquí la búsqueda del asesino deja de ser el centro y es el descubrimiento de cada uno de los personajes y sus progresivas transformaciones lo que nos hipnotiza. La pequeña Paula, con sus eternos guantes blancos y su deseo de que la ex de su novio desaparezca; con su perturbadora inclinación a la muerte y sus justificaciones. Su tío Pedro, apenas un profesor enamorado que nunca llegó a escribir y al que la desgracia de la pérdida lo enfrenta finalmente a los papeles. El gigantesco Sansprénom, impelido a acusar a su novia por sus ideas criminales. El apuesto y adinerado Arturo, encaprichado de una pieza curiosa que deviene obsesión. Rosa y Arthur, separados por un cristal y por Sibila. Y, por encima de todos ellos, la víctima, una actriz desgraciada y falta de cariño; un pájaro herido que, inmerso en un mundo sórdido y de derrota, solo busca el refugio seguro del afecto.

María Zaragoza nos enfrenta en esta novela a los temas fundamentales del hombre, al amor y a la muerte; pero también a la maldad arbitraria y al peso del azar. Y todo con una pulcritud exquisita, tanto en la forma como en el fondo; con un cuidado por el lenguaje que hacía tiempo no encontraba en novelas de este género.

Aunque habría que preguntarse si realmente Dicen que estás muerta es una novela negra, o una obra romántica, incluso a veces gótica, y ya digo que para mí el hecho de que no pueda etiquetarse es algo que la engrandece. Yo más bien la definiría como una acertada acrobacia literaria que me hace apresurarme a leer ahora Avenida de la luz sabiendo que me encuentro ante una gran y joven autora (subrayo los dos adjetivos) a la que no hace falta recomendar, pues ya su trabajo habla por sí solo.

Elena Marqués

María Zaragoza (Campo de Criptana, 1982) ha escrito novelas, relatos cortos, poesías y guiones cinematográficos, y es miembro de la Asociación Cultural Camarote con sede en Ciudad Real.

Ha sido galardonada, entre otros, con el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid, por su novela Los alemanes se vuelan la cabeza por amor (2011); con el Ateneo Joven de Sevilla por Dicen que estás muerta (2010); con el Premio «El Buscón» en el XXX Certamen Poético de la Orden Literaria de Francisco de Quevedo de Villanueva de los Infantes (2010); y en la I Edición de la Convocatoria de Ayudas para el Fomento de la Creación Literaria (2010). Su novela Realidades de humo ha sido adaptada al cine

 

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sigo tus recomendaciones

Ai Elena, como siempre tentándome con tus propuestas. No pinta nada mal este libro la verdad.

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