Lecturas para el verano

Ya sabéis que me gusta compartir por aquí cada descubrimiento literario, y más ahora que hemos entrado en el verano y adivino mentes perversas como la mía almacenando compulsivamente material para combatir la abulia bajo la sombrilla o al resol de la piscina (léase en el tono adecuado). También entenderéis que si hace tiempo que no me ocupo de ello no es por falta de interés, sino por ausencia de tiempo. Aprovecho un pequeñísimo respiro entre la entrega de un trabajo y el inicio de una nueva asignatura para dar cuenta de esos hallazgos.

Un año prácticamente encerrada cunde mucho, pero tampoco como para leer a cada uno de esos escritores que me han salido al paso. En alguna ocasión, lo confieso, me ha avergonzado no haber sabido de ellos antes; en otras he recuperado textos disfrutados hace años, como el caso del Borges de Ficciones, el Cortázar persiguiendo algo más que palabras con que expresar el qué, la grandeza de esa Conversación en La Catedral con Vargas Llosa, lo real maravilloso de Carpentier desde su «Viaje a la semilla» hasta la nouvelle indescriptible (en el buen sentido, claro) El arpa y la sombra. He pasado, y no precisamente de puntillas, por el realismo de Aldecoa, me ha irritado la voz de Carmen Sotillo ante el nada mudo cadáver de su marido, he revivido el calor pegajoso durante «Los funerales de Mamá Grande» y la estupefacción ante el oscuro Primero sueño de sor Juana. Pero de todo eso, como yo, ya teníais noticia de algún modo. Los clásicos no necesitan presentación. Están ahí para nosotros, alimentándonos desde siempre. Pero hay «nuevos valores», por llamarlos con ese léxico actual que a mí a veces me da un poco de náuseas (en breve informaré sobre la urticaria que me provocan los traídos y llevados cordones sanitarios), que ya ocupan espacio en mi e-book y del que al final os dejaré una pequeña muestra.

Por lo pronto me he hecho con dos novelas de José Eduardo Benavides, peruano de Arequipa (qué tendrá el agua de allá), Los años inútiles y El año que rompí contigo; con El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso; con los Cuentos de Julio Ramón Ribeyro y de Roberto Bolaño; con los Microcolapsos de la mejicana Cecilia Eudave; con La velocidad de las cosas de Rodrigo Fresán; y con Iluminaciones y El narrador de Walter Benjamin. De ellos ahora mismo no os voy a hablar, pero sí que os dejo un poema del rioplatense Fabián Casas, que acaba de dar a luz Últimos poemas en prozac (Buenos Aires, Emecé, 2019), y del que he leído prácticamente sus obras completas. Espero que os guste:

 

SIN LLAVES Y A OSCURAS

Era uno de esos días en que todo sale bien.

Había limpiado la casa y escrito

dos o tres poemas que me gustaban.

No pedía más.

 

Entonces salí al pasillo para tirar la basura

y detrás de mí, por una correntada,

la puerta se cerró.

Quedé sin llaves y a oscuras

sintiendo las voces de mis vecinos

a través de sus puertas.

Es transitorio, me dije;

pero así también podría ser la muerte:

un pasillo oscuro,

una puerta cerrada con la llave adentro

la basura en la mano.

 

Elena Marqués

Lecturas para el verano

No se encontraron comentarios.

Nuevo comentario

Los libros que leo

La casa de los gatos

Conocí a Gregorio Verdugo en una tertulia literaria. En «nuestra» tertulia, que es también, y/o sobre todo, una reunión de amigos. Gente que se congrega en torno al «vicio» común de la Literatura. Gente que lee y (alguna) escribe. Todos esperamos de un escritor que cada libro que presente sea mejor...
Leer más

Cenizas y rosas

Escribir sobre el duelo, sobre perder a un padre y sentir al fin el significado de la palabra orfandad, no creo que sea fácil. Y mucho menos si lo que se propone la autora es, además, dejar constancia del más o menos largo tiempo previo en que la vejez impone su exasperante lentitud, sus múltiples...
Leer más

Días de redención

«Los recuerdos se complacen en visitarnos / a su capricho». Así se inicia el poema «María», de Días de redención; un libro en el que de nuevo escuchamos la voz clara a la vez que profunda de Tomás Sánchez; un compendio en el que vuelve sus ojos al piélago de su pasado y recorre, con evidente...
Leer más

Velocidad de los jardines

Casi treinta años después de su publicación, aún seguimos leyendo Velocidad de los jardines; un libro inaugural de lo que el mismo autor denomina «postcuento» o «anticuento» o un lugar donde se superan fórmulas gastadas y se abren ventanas con vistas a. Un experimento exitoso. Se inicia este...
Leer más

Apuntes del natural

Se diría, por el nombre del poemario, que en Apuntes del natural la escritora sotileña Lola Almeyda ha decidido cambiar de armas. Es obvio que no, que sigue empleando la de la palabra. Pero esta vez se le antoja erigirse en creadora y arquitecta; en diosa (aunque «nunca quise ser Dios», pues conoce...
Leer más

La pared del caracol

Desde el principio, el título del nuevo libro de Ana Isabel Alvea me enfrentó a una curiosidad, más que a un misterio. Es lo que tienen las anfibologías. ¿A qué se refiere con La pared del caracol? ¿Al muro que gana el gasterópodo con exasperante lentitud y paciencia, a la tapia por la que resbala...
Leer más

El camino imperfecto

Hace poco, en la consulta del Doctor Goodfellow, mostré mi entusiasmo (creo que lo llamé directamente «enamoramiento») por la escritura del portugués José Luís Peíxoto, en concreto por su Autobiografía; un libro con fondo y hechuras saramaguianos que me hizo disfrutar mucho entre las «estrechas»...
Leer más

Después de muchos inviernos

«Nada empieza en el punto donde creemos que empieza. Las cosas siempre vienen de algún momento anterior, lejos de nosotros, y terminan en un futuro que ni siquiera sospechamos». Hace poco compartí en redes estas palabras de Marian Izaguirre porque creía haber leído algo parecido en algún sitio. Y...
Leer más

Antes del Paraíso

«A mi padre, a mi madre, les faltaba alguna cosa». No es que esta frase sea una de las más brillantes del libro, pero si la traigo aquí, a esta ventana, es porque estoy segura de que a todos nos falta más de una cosa (por eso, como el padre de Jorge en el primer relato, escribimos y, sobre todo,...
Leer más

Bajamares

Por una vez voy a empezar por el principio: por los paratextos que anteceden esta alucinante y alucinada Bajamares de Antonio Tocornal. Porque si las citas de Rulfo y Cristóbal Serra nos sugieren que habremos de sumergirnos en un tiempo y en un espacio profundamente oníricos, la de Francisco de...
Leer más