Azucenas de bronce
El día 19 de mayo de 2014 se presentó en el Ateneo de Sevilla el libro Azucenas de bronce, donde se recogían las tres obras premiadas en el IV Certamen Internacional de Novela Corta Giralda convocado por la Asociación Artístico-Literaria Itimad; tres historias muy distintas, tanto en temática como en estética y estilo, que componen un conjunto muy significativo de la narrativa actual.
La primera de ellas, que obtuvo el premio en la modalidad general, es del escritor pacense afincado en Sevilla Manuel Vilches Morales y se titula Las cavernas del alma. Se trata de una magnífica novela histórica, basada en hechos reales, concretamente en el proceso a don Francisco de Salazar, obispo de Salamina, acusado de cometer el pecado nefando, y se sitúa en tierras de Extremadura en 1578; un concienzudo trabajo de documentación que sigue las investigaciones de los doctores Francisco Núñez Roldán y José Antonio Pineda Alonso sobre el legajo 4472 de la Sección de Justicia del Archivo del Palacio Arzobispal de Sevilla.
Las cavernas del alma gira fundamentalmente en torno a uno de los mayores males de nuestra época, ya presente en el Siglo de Oro: la hipocresía. En un ambiente sórdido con ecos de la picaresca y matices de la literatura erótica romana, Manuel Vilches Morales, autor, entre otros, del libro de relatos Reafirmación de la quimera, donde nos demuestra su predilección por el poeta sevillano Luis Cernuda, nos presenta a unos personajes muy reales, muy vivos y muy bien construidos en los que nada es lo que parece. Su lenguaje es una perfecta adaptación del que escuchamos en los clásicos. Una verdadera joya del barroco trasladada a nuestros días.
El largo camino de tus piernas, el relato que firma una servidora y que obtuvo un accésit al quedar desierto el premio joven, es el germen de una novela erótica que poco a poco ha ido convirtiendo en una obra algo mayor que en breve verá la luz en una novísima editorial extremeña. En ella, la joven Alice Duchamps abandona la tranquilidad y el hastío de su ciudad natal en el norte de Francia para embarcarse en una aventura pseudoartística en un París atemporal y algo esquivo. Tras ver un anuncio en un periódico, consigue un puesto como modelo de un pintor acabado y excéntrico con el que establece una relación difícil y ambigua.
La novela alterna el relato objetivo de un narrador omnisciente con cartas que dirige la joven a su hermana y fragmentos de un diario del propio pintor, Philipe Satie. A través de esas distintas voces, en un ambiente algo claustrofóbico, podemos reconstruir el pasado de los dos protagonistas y la evolución en esos meses de convivencia hasta un desenlace abrupto y sorpresivo.
Finalmente, el escritor madrileño Fernando de Cea, autor de alguna que otra novela negra y excelente crítico de cine, nos introduce en La habitación 104; una historia en clave de intriga sobre la traición y la venganza y sobre el efecto que el pasado puede tener en la nueva vida de unas personas de existencia aparentemente plácida. La novela está dividida en cuatro partes, cada una de ellos bajo el nombre de uno de sus personajes: Luis Berrocal, un médico próspero; Alicia, su esposa; y Jorge Fuentes, el tercero en discordia, más el último capítulo, titulado como la novela, donde reaparece un actor inesperado y fundamental en el desenlace.
Creo que es una obra que no podéis perderos, como ya he dicho, por su variedad de temas y de estilos, porque está avalada por un jurado que las eligió entre 166 obras procedentes de toda España y de muchos países hispanoamericanos, y porque supone tres ejemplos de buena literatura de tres autores muy diferentes y con mucho futuro.
www.conoceralautor.com/libros/ver/NDkzMg==
Elena Marqués