Nadie es perfecto

Ayer, terminando la jornada, me dio por pensar que cada día encierra una pequeña existencia. Que amanecemos y morimos y en el camino, desde que suena el despertador hasta que apagamos la lamparita de noche tras un rato de lectura, se no da una de cal y otra de arena. Que, aunque nos guste en ocasiones hacernos las víctimas y bauticemos como «Día de Perros» (dejo caer eso, luego diré por qué) la mayor parte de nuestro recorrido, a poco que nos paremos, nos damos cuenta de que se mezclan en una misma hora elementos negativos y otros alegres e inesperados. Que, en el preciso instante en que estamos despidiendo a alguien, una persona de la que hace siglos no sabías nada vuelve a aparecer, a hablarte como si no existiera el tiempo, como si no hubieran pasado treinta años ni hubiéramos envejecido un poco.

Da vértigo, ¿verdad?, echar la vista atrás y comprobar que casi nunca comprobamos nada. Que vivimos por inercia. Que actuamos como si siempre fuéramos a estar aquí. Un pequeño paseo por el cementerio te hace entender que no, que algún día seremos cenizas. Que entonces no nos importará la calidad del ataúd ni si nos llevarán flores. Ni siquiera qué palabras nos servirán de epitafio, aunque sobre eso nos guste fantasear y barajemos entre un fantasmagórico «Volveré», un pesimista «To pa' na» o algo más serio tipo Billy Wilder: «I'am a writer, but then nobody's perfect». Posiblemente me decante por este último. Total, el célebre director de Primera plana e Irma la Dulce no va a reclamarme nada a estas alturas. Además, es lo que mejor me define en un día como hoy, que me acabo de dar cuenta de que se presenta nuevamente El juego de la invención este jueves, 7 de junio, a las 19:30, en la biblioteca de Bormujos, cuando ha aparecido todo este tiempo que era el viernes siguiente a la misma hora, y yo que había cambiado y desbaratado la semana para ajustarlo todo, desde el día de grabación en la radio a otros asuntos de los que prefiero no hablar.

En cualquier caso, y puesto que el jueves tenemos nueva cita, os convoco desde mi imperfección y espero que me acompañéis para vencer este «Día de Perros» en que a veces nos movemos.

Y saco este sintagma a colación porque es el nombre del bar donde se conocen mis dos protagonistas y donde empieza el juego de la invención, que no otra cosa es esta última novela que me ha asaltado «nell mezzo del cammin di nostra vota»: una manera de ser no tan solo cenizas y que espero que constituya para vosotros, en lugar del acceso al infierno, un atajo placentero al paraíso de la lectura.

 

Elena Marqués

Nadie es perfecto

No se encontraron comentarios.

Nuevo comentario

Los libros que leo

Eterno amor

Que el manejo de la brevedad es un don lo estoy comprobando en estos días. Y que la concentración poética solo puede ser beneficiosa para un texto como este. Es admirable la forma de encerrar, en unos pocos términos bien elegidos, todo un universo; de describir, por ejemplo, con cuatro pinceladas...
Leer más

"Al final del miedo", de Cecilia Eudave, o cómo sortear el vacío

Hace poco, en una charla con cuentistas de la talla de Andrés Neuman, Antonio Ortuño, Eloy Tizón y José Ovejero, alguno de los asistentes se interesó por la fórmula para trabajar un libro de relatos, si estos podían ser independientes o era recomendable (aunque nunca hay reglas, eso está claro)...
Leer más

Salir, salir, salir...

Soy especialista en tristezas. En ocultarlas. En intentar sortearlas. Como buena (o mala) parte de la humanidad, he tomado Prozac. Me he sentido sobrepasada por las circunstancias. Con absolutas ganas de morirme. Pero posiblemente, aunque lo hubiera intentado, no habría sido capaz de escribir un...
Leer más

Contra la España vacía (que no contra España)

«Entiendo mis libros como parte de un esfuerzo centenario por explicar el país en el que vivo», comenta Del Molino en su introducción a Contra la España vacía. Muchas vidas le harían falta al escritor y periodista aragonés para poner algo en claro. Aunque pienso que en este último ensayo disipa...
Leer más

Aunque pensemos como Celaya

La entrada en un nuevo año siempre resulta ilusionante. No pregunten por qué, pero tendemos a celebrar un simple giro en el calendario como si fuera a traer la solución definitiva a nuestros asuntos. (Léase al respecto el primer poema de este libro que pretendo reseñar). Pero en esta ocasión el...
Leer más

¿Por qué no te callas?

En un mundo lleno de ruido, bien nos viene que alguien, de vez en cuando, nos haga callar. Porque posiblemente muchos de nosotros, pseudoescritores, pseudopoetas, casi pseudópodos en muchos aspectos por eso de arrastrarnos para que nos echen cuenta, somos los que más sobramos en esto de escribir y...
Leer más

Canción. Noticia de un secuestro (y II)

Conocí a Eduardo Halfon a través de su libro de relatos El boxeador polaco y la recomendación de mi amigo Carlos Torrero. Andábamos (o todo lo contrario) confinados por la pandemia y su lectura me permitió viajar entre Belgrado y la música de Milan Ravic, entre el Halfon escritor y el Eduardo...
Leer más

Dicen los síntomas o la corporeidad del lenguaje

A los hipocondriacos cada síntoma debe presentárseles como una verdadera maldición. Para ellos, cualquier tipo de señal del cuerpo, más que decir, más que hablar, les grita cosas terribles, los aproxima irremediablemente a la muerte. Y a la muerte en una habitación de hospital espera la...
Leer más

Nunca sabrás quién fui. Jugando al quién es quién

Quienes me conocen, si es posible conocer a alguien de verdad (y ahí lo dejo), saben de mi afición por los malabares literarios, mi inclinación por lo metaficticio y lo autorreferencial, por los límites y cómo traspasarlos. Porque, como muchos, estoy convencida de que nuestra vida, también la de...
Leer más

Lanzarse a «El agua del buitre»

Como muchos de los que braceamos desde hace años en este piélago de la escritura sin demasiado éxito, me considero un ejemplo de buena perdedora. Así que el hecho de que El agua del buitre, el último libro de cuentos de Andrés Ortiz Tafur, vaya dedicado en cuerpo y alma «A los que...
Leer más
Crea una web gratis Webnode